Ante el debate que se está suscitando sobre la renta mínima vital, me gustaría hacer algún comentario desde el punto de vista microeconómico. Sin entrar a valorar la propuesta desde una perspectiva política e independientemente de cualquier ideología, en mi opinión se debe realizar un análisis de los efectos que tendrá en cada una de las personas que formamos la sociedad. Esto es necesario porque lo que pase a nivel macroeconómico no es más que el resultado de aplicar el principio de agregación a la actividad de cada uno de los agentes económicos que formamos la sociedad.
Partiendo de la base de que todos queremos luchar contra la pobreza y los efectos negativos que tiene para todos y principalmente para los más vulnerables. Si la renta mínima vital es baja no sacaría a las personas de la situación de pobreza.
En ese caso, sería mucho mejor para las personas afectadas y para la sociedad que se les ayudara a desarrollarse laboralmente para conseguir un empleo, o incluso que se les ayudara a crearse su propio puesto de trabajo
Está claro que son dos acciones que sí sacan de la pobreza y además empoderan a las personas, dándoles independencia del Estado y permitiéndoles generar sueños y la posibilidad de actuar para que esos sueños sean realidad. ¿Es posible que las personas consigan empleo o creen su propio empleo? Sí, independientemente de la duración de la situación de pandemia originada por el COVID19, que esperemos que no sea muy larga, tenemos la base para generar riqueza. Por una parte, el virus no afectará a la infraestructura que tenemos disponible, y por otra tampoco afectará a los recursos naturales de los que disponemos. Para poner un ejemplo, que conozco de primera mano después de haber recorrido toda la provincia de Salamanca y haber conocido las dificultades con las que se encontraban quienes allí realizan una actividad económica. Y hablo en pasado, pues cómo es lógico en este último mes se ha paralizado la actividad y tienen otros problemas adicionales (pero a eso volveré más adelante). El mayor problema es la falta de mano de obra, en algunos casos con unos requisitos de cualificación muy pequeños pero necesarios para el adecuado desarrollo de la actividad. Esto es, si proporcionamos cualificación a los desempleados (aunque sea mínima, pero que le permita conocer los puestos de trabajo donde hay demanda) será la vía más rápida para salir de la pobreza y conseguir un empoderamiento que les llevará a trabajar por sus sueños con enormes beneficios para ellos y para la sociedad.
Si la renta mínima vital es alta, podrá ayudar a las personas que la reciben pero también les desincentivará a otros a realizan una actividad. Cómo decía antes, con la llegada del COVID19 se ha producido una parálisis de la actividad, en la que muchos autónomos que se encuentran ahora con el problema de falta de ingresos, pero que sí tienen que pagar las cuotas de autónomos. Con una renta mínima vital alta habrá muchos que prefieran la renta y abandonarán su actividad. En este caso, se plantea un problema porque los que pueden desarrollar actividades económicas no lo harán. Entonces, ¿de dónde va a salir el dinero para pagar esta renta mínima vital? Otro de los problemas es que muchos proyectos que hasta ahora eran viables dejarán de serlo, por el efecto negativo de la renta mínima alta en el factor trabajo. Además, se dejarán de aprovechar los recursos naturales, lo que puede dar lugar con el paso del tiempo a problemas medioambientales. Por otra parte se agravará el problema de la despoblación, pues sin actividad económica, aunque haya una renta mínima vital alta, la población no se fijará en las zonas rurales. Además, sin actividad económica se cierra el horizonte de las zonas rurales, que es el gran problema al que nos encontramos en la actualidad.
Por supuesto, para poder contestar a la pregunta que he planteado se necesita mucha información que los ciudadanos nos disponemos y conocimientos que nuestra clase política, en general, no tiene. Todos sabemos que para gestionar una empresa (aunque sea pequeña) se necesita formación, que junto a la experiencia llevan al conocimiento, que permite una adecuada gestión. Gracias a esta adecuada gestión las empresas crean riqueza para la sociedad. También crean riqueza para los empresarios, pero si lo hacen mal estos pierden su patrimonio, y a los directivos no propietarios si lo hacen mal les afecta a su sueldo (y continuidad de supuesto). ¿Por qué no se encarga a expertos con conocimiento a los que se les facilita la formación para que hagan un estudio de una medida que no tiene una fácil valoración, por los efectos colaterales que genera? Quizás porque a diferencia de lo que ocurre a los empresarios (autónomos incluidos), los efectos de estas decisiones no afectan al patrimonio de quienes las toman, pero al menos deberían afectar a su sueldo (y continuidad en su puesto) cuando se manifiesta incompetencia para la labor que la sociedad les ha encomendado, como comente antes que pasaba con los directivos.
El lector ahora puede hacer números con distintas cantidades de renta y analizar los problemas que se generan y sacar sus propias conclusiones. Sin duda, no se deben aprovechar estos momentos para imponer de manera permanente recetas, que se basan en una situación excepcional. Como decía antes muchos autónomos, han tenido que pagar la cuota sin tener ingresos mínimos.
¿Cómo es posible obligar a unos ciudadanos a pagar unas cuotas sin haber tenido ingreso por una situación excepcional?
¿Cómo es posible que quién niega una ayuda mínima de forma puntual a unos ciudadanos se la prometa a otros de forma permanente? ¿La renta mínima vital tiene como fin último apoyar a los ciudadanos? ¿Porque no se apoya ya a quién lo necesite y se dejan las políticas con efectos permanentes para momentos donde nos encontremos en una situación normal, al menos desde el punto de vista sanitario?
En estos momentos, todos nos tenemos que centrar en hacer lo que esté en nuestra mano para salvar vidas. Nos debemos centrar en resolver los problemas que esta situación excepcional está generando a las personas más vulnerables. Y por supuesto, también nos debemos centrar en apoyar a empresas y autónomos para que el tejido productivo se mantenga y vuelva a la actividad tan pronto como la situación sanitaria lo permita. Ese momento de vuelta a la actividad debe estar presidido por incentivos para que cada uno de nosotros podamos dar lo mejor con nuestro cocimiento y esfuerzo para generar actividad económica para la sociedad. Todos somos necesarios, por ello debemos apoyar a cada persona para que pueda aportar lo mejor de sí mismo. Pero al igual que ahora todos los días aplaudimos y agradecemos a nuestros héroes sanitarios, de manera muy merecida, también tendremos que aplaudir y agradecer a nuestros héroes creadores de empleo para que resistan. En definitiva, corresponde realizar una buena gestión de las personas para crear incentivos para que aporten a la sociedad. En este aspecto, la buena gestión crea actividad económica y riqueza para todos. Sin embargo, una mala gestión desincentiva la actividad económica y crea pobreza que también sufriremos todos, pues todos estamos en el mismo barco, llamado España. Al igual que hemos visto que si no hay buena gestión sanitaria se puede malograr la vida de las personas. Cuando no haya crisis sanitaria, pero sí haya crisis económica, si no hay una buena gestión económica también se podrán truncan muchos sueños, que en última instancia también afectarán a nuestras vidas.
Por tanto, la mejor renta mínima vital es tener un Equipo de Gobierno compuesto por personas con experiencia y formación en gestión para que todos los españoles podamos respirar hoy, que por desgracia no es así, y podamos comer mañana, que con el actual Equipo de Gobierno también está en riesgo.