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Aprende de los errores

By diciembre 11, 2019mayo 11th, 2023BLOG

Como dice Bill Gates, está bien celebrar el éxito, pero es más importante prestar atención a las lecciones del fracaso.

Se aprende más examinando los fallos que los aciertos. Analizar el fracaso tiene mucha más miga que analizar el éxito, porque al fracaso pueden conducir muchas cosas, mientras que el éxito implica que todo ha ido bien.

La búsqueda del error nos señala el camino de la mejora. La calidad empieza por reconocer errores, y se mantiene teniéndolos presentes a fin de no volverlos a cometer. La mejora continua tiene más que ver con restar errores que con sumar aciertos. Gestionar sin considerar los errores cometidos es tan ineficaz como tratar de inflar un globo pinchado.

Reconocemos con más facilidad lo que está mal que lo que está bien, y es más fácil saber que algo anda mal que encontrarle una solución. Una aplicación de este principio, es que para saber cómo es alguien, es más efectivo pensar en lo que no es que en lo que es.

Raúl Capablanca (1888-1942), campeón mundial de ajedrez, aseguraba que “nada es tan saludable como una paliza en el momento oportuno; de pocas partidas ganadas tengo aprendido tanto como de la mayoría de mis derrotas”.

Si podemos aprender de nuestros errores es porque tendemos a equivocarnos muchas veces de la misma manera, es decir, porque tendemos a cometer siempre los mismos tipos de errores. Si cada vez que nos equivocamos lo hiciésemos de forma distinta (esto es, si nuestros errores no tuvieran relación unos con otros) no habría forma de aprender, porque tal aprendizaje sería inútil. De qué nos serviría saber sobre algo que no va a repetirse de nuevo de la misma forma…

En cualquier caso, una cosa es saber algo y otra muy distinta es tenerla presente. Y solo es útil lo que tenemos presente, porque solo aplicamos lo que tenemos presente. Esta es la razón por la que cometemos una y otra vez errores a pesar de que ya sabíamos…

La capacidad de aprendizaje depende de la capacidad de crítica, y ambas dependen, en esencia, de los mismos dos factores: el conocimiento y el reconocimiento de los errores.

Para evitar repetir los mismos errores una y otra vez, lleva un registro de los errores cometidos. Te servirá como lista de precaución y te permitirá observar más y mejor, y mantenerte más alerta.

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